lunes, 9 de julio de 2012

"La luz de mis ojos"

             Un día, hace ya tanto tiempo que perdí hasta la cuenta, vi entrar por la puerta de clase a un joven, moreno de piel, de nariz respingona, de ojos castaños y más brillantes que un lucero, de sonrisa perfecta y profunda y que hace que te pierdas en el continuo espacio-tiempo. Nada más verlo supe que era él, que era el perfecto, que era mi príncipe azul, el ángel que vela por mis sueños y procura que sean los más hermosos.
             No pasa un día en el que no piense que, desde que lo conocí, mi vida cambia a mejor, día a día, pasito a pasito. Y algún día, dentro de no mucho, ese jovencito se convertirá en un apuesto hombre que me atraerá como enloquecida, de ojos desorbitados hacia su cuerpo ya perfecto, divino, digno de los dioses.
            Cuando por fin, después de años y años de aprisionamiento en el pecho por tantos sentimientos acumulados y nunca dichos, fui valiente y le dije que le amaba.
            Era consciente de que seguramente no sentía lo mismo que yo, pero una mínima esperanza dentro de mi esperaba que me equivocase. Me llevé el mayor chasco de mi vida y la peor puñalada que se le puede dar a un corazón, UN RECHAZO, pero, aún así, con cada pedacito de mi desquebrajado corazón, lo amo y lo seguiré amando hasta que mi corazón esté tan muerto que no sea capaz de amar a nadie, y ahí será cuando mi amor por él acabe.




El corazón no entiende de edades y es el jefe que dicta las palabras y yo, la secretaria que simplemente se encargar de redactarlas.


                      Te he echado de menos-Pablo Alborán

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